Hoy se cuela en nuestro logo una mujer. Y llega para quedarse. Esta monja serígrafa quiere rendir homenaje a todas sus compañeras de oficio que, desde hace siglos, vivieron entre pergaminos, pigmentos y pinceles. Todas ellas, con su trabajo, dejaron huella en el arte de su tiempo; una huella anónima que la historia se ha olvidado de incluir entre sus páginas.
Y es que, precisamente, la primera artista femenina de la que se tiene constancia en España fue una monja del siglo X llamada Ende que, desde su mesa en el monasterio zamorano de San Salvador de Tábara, ilustró el Beato de Gerona, el célebre códice manuscrito que contiene el Comentario al Apocalipsis del Beato de Liébana.
Ende no fue, ni mucho menos, una excepción. Existen muchas otras religiosas que, a lo largo de la Edad Media, iluminaron las páginas de los códices que hoy se conservan en las estanterías de las más prestigiosas bibliotecas. Guda, Claricia o Hildegard von Bigen son algunos de los nombres que han conseguido llegar hasta nuestros días y destacarse como importantes autoras de tratados y libros miniados.
De hecho, se piensa que la presencia de mujeres en los scriptoria medievales era más habitual de lo que tradicionalmente se ha creído. Hace poco, un grupo de científicos que realizaba un estudio rutinario sobre hábitos de alimentación en la Edad Media ha descubierto restos de lapislázuli en los dientes de la que en su día fuera una monja. Este hallazgo ha abierto la puerta a plantear nuevas hipótesis sobre el papel que la mujer jugó en la redacción e ilustración de códices manuscritos.
Curiosamente, dentro del mundo de la serigrafía, también destacó la labor artística de otra monja norteamericana que, a mediados del siglo XX, se convirtió en uno de los grandes nombres del pop art: la hermana Corita Kent. Corita, que fue profesora de arte durante más de treinta años en la Universidad del Sagrado Corazón de Los Ángeles, tras varias desavenencias con la Iglesia por la paulatina politización de su obra, terminó abandonando los hábitos para dedicarse por entero a su carrera como artista. En su empeño por acercar el arte al mayor número de personas posible, vio en la serigrafía el medio ideal con el que dar vida a su colorida y personal obra artística, legándonos una gran cantidad de estampas llenas de mensajes pacifistas.
Así que, como decíamos al principio, y en recuerdo a todas ellas, hoy, 8 de marzo de 2019, este nuevo logo ha venido para quedarse.